Ana entró en ERTE en marzo y en pánico minutos después. ¿Podría sobrevivir su economía a partir de ahora a su ritmo de vida actual? Ella sabía que ante esta reducción de ingresos, tenía que establecer cambios, y empezó por donde tenemos que estar ahora, el hogar:

“Como a tantas personas, nunca pensé que me tocaría vivir una crisis tan seria como esta. Con mi situación laboral en entredicho tuve que ajustar mis gastos domésticos a unos ingresos que, de pronto, cayeron en picado. Para conseguir un equilibrio entre mis entradas y salidas de dinero, sabía que, a mayores de prescindir de ciertos gastos, tendría que cambiar significativamente mi rutina dentro y fuera de casa.

Lo primero que hice fue realizar un presupuesto. Un amigo contable me dio este consejo y no me cobró por ello: conoce tus cuentas. Qué ingresas y qué gastas y distingue entre gastos fijos y ocasionales. Tanto si estás en una situación difícil como si necesitas ajustar tu economía para ahorrar, te sugiero que hagas lo mismo: siéntate, agarra bolígrafo y papel y echa números.

Para elaborar el presupuesto hice una lista exhaustiva, de cada tipo de gasto actual y puse a su lado:

  • El importe anual
  • Si el cobro es mensual, trimestral, semestral, etc
  • Si es imprescindible o no
  • Si hay otras empresas que ofrezcan lo mismo con las que poder comparar precios
  • Estrategias para ahorrar

Con esta lista, pude ver claro de lo que iba a prescindir y dónde iba a recortar, empezando por los gastos del hogar :

Alimentación

La alimentación es uno de los principales gastos del hogar. Saqué hasta el último ticket del supermercado habitual y me pregunté qué hábitos estaba dispuesto a moderar.

Lo primero de lo que me di cuenta es de que gastaba mucho en innecesarios. Desde ese día, no voy a la compra sin una lista a la que me ciño. De esta manera, no me dejo llevar nunca por compras impulsivas de cosas que no necesito realmente.

Otra opción a la que también recurro para hacer una compra justa y organizada es recurrir a la compra online, con la que no solo ahorro en dinero sino también en tiempo.

Otra cuestión importante es el precio de los supermercados y productos. Además de cambiar mi tienda habitual por una cadena más barata, comencé a comparar precios con respecto a marcas blancas, que ofrecen descuentos razonables y con calidades muy similares. También aprendí además a comparar los precios, no por envase, sino por kilo, para identificar realmente los que salen mejor.

Con estos pequeños trucos, el gasto mensual de supermercado bajó casi un 35%.

Energía y consumo

Otra de las claves de mi éxito en ahorro fueron las decisiones sobre la compañía eléctrica y los gastos de luz. Empecé por renovar todas mis bombillas, las cambié por unas de tipo led y fue un ahorro instantáneo con una inversión más que moderada. Una gran decisión.

Otras recetas que apliqué y me dieron grandes resultados:

1. Revisé los planes de distintas empresas eléctricas. Encontré varios mucho más favorables para mí y algunos en los que me ofrecían buenas condiciones o descuentos si me cambiaba. Dejarse llevar por lo de siempre, no es una buena idea. Algunos cambios en mi plan resultaron en reducciones de cerca de un 20%.

2. Bajé la potencia eléctrica contratada. Es un gasto fijo y resultó que no necesitaba tanta.

3. Reduje la duración de algunos hábitos: programas más cortos de lavado, duchas más breves, etc

4. Empecé a desconectar aparatos que no estoy usando, en vez de dejarlos en suspensión. La pequeña luz roja de una tele supuestamente apagada, te indica que realmente no lo está. Es un consumo fantasma que podemos eliminar fácilmente.

5. Empecé a controlar las temperaturas del agua caliente, la calefacción y el aire acondicionado.

6. En invierno, sustituí parte de la calefacción por ropa de abrigo. Batas, sábanas y calcetines adecuados pueden mantenerte caliente en casa y reducir el uso de la calefacción.

7. Cambié algunos electrodomésticos por otros de ahorro. Es una inversión que, en algunos casos se amortiza rápidamente. Un electrodoméstico antiguo puede consumir más del doble tanto de agua como de electricidad que uno mderno.

8. Prescindí de algunos electrodomésticos. Exprimir una naranja o moler café, pueden hacerse sin uso de electricidad.

Servicios de telefonía e Internet

A mayores de examinar mis suscripciones a diversas plataformas (algunas de las cuales fueron eliminadas nada más hacer el presupuesto que comentaba), examiné mi contrato de telefonía y:

1.Me apunté a las ofertas que pude encontrar en otros servidores gracias a comparadores como Rastreator o Tarify. Las mejores son para nuevos clientes, así que he dejado atrás el miedo a cambiar.

2. Reduje servicios que no necesitaba - como suscripciones a algunos canales de televisión- o que podía encontrar en otros sitios.

3. He eliminado las renovaciones de aparatos de teléfono móvil a cambio de cuotas mensuales. No necesito un móvil nuevo cada año, las cuotas en su pago total eran un precio bastante elevado y, además, conllevan obligación de permanencia. Prefiero poder cambiar o reducir el servicio si lo necesito.

El contrato de alquiler

Puestos a hablar de migrar, ¿se puede renegociar el alquiler?

Me decidí a hablar con el propietario de mi piso y descubrí que, como soy un buen inquilino, no quería arriesgarse con alguien nuevo o a tener su piso vacío durante meses. Llegamos a un acuerdo en el que me ahorré una pequeña cantidad. No es una gran cifra, pero todo ayuda.

Mi consejo es que el miedo o la vergüenza no impida a dar este paso. Nadie es menos por pedir ayuda, máxime, en situaciones difíciles como la actual.

Seguros

Otro trabajo que hice fue chequear seguros más económicos. Ceñirme las coberturas que necesito, sin pluses, y aprovechar las ofertas de las marcas competidoras haciendo un pequeño estudio de mercado.

Cuentas Bancarias

También examiné a fondo mi cuenta bancaria, comisiones y si tenía alguna opción mejor en cuanto a banco.

Tras comparar pedí una reunión con el director de la oficina y le planteé que, para tenerme como cliente, necesitaba reducir mis comisiones, gastos, organizar tarjetas… Esa actitud sirvió para que colaborásemos. Con grandes resultados.

El ahorro es actitud

Mi consejo por experiencia es que, llegado el momento de cancelar gastos, se haga en serio y desde el principio. Si has de cancelar algo, aunque te duela, hazlo. Y pronto, si no, te acomodarás, el gasto seguirá ahí y tu bolsillo seguirá sufriéndolo.

De lo que consigas ahorrar ve liquidando deudas, empezando por las tarjetas de crédito.

Ten una actitud mental positiva: no te estás privando de lo bueno de la vida. Afróntalo como el aprendizaje de un buen hábito, el del ahorro y organización de finanzas personales, que te ayudará a tener una vida mucho más tranquila.”