Fue de forma casual cuando me di cuenta de que gastaba más de 150 euros al mes en suscripciones de todo tipo. Por aquel entonces estábamos en pleno confinamiento, durante la primera ola de la Covid-19. A mí me habían metido en ERTE y mi mujer pudo salvar su puesto gracias al teletrabajo. De repente, me entró la ansiedad. Antes del encierro no le daba demasiada importancia a los gastos domésticos pero en aquel momento, gracias al tiempo libre y al apuro por la situación laboral, pude ser consciente de la cantidad de dinero que se nos iba al mes en cosas que nos podíamos ahorrar perfectamente.

Todo empezó una mañana de marzo. Al volver a casa después de hacer algunas compras, veo una revista de bebés en el buzón. ¿Cómo podía ser que siguiéramos recibiendo esa revista si nuestro hijo dejó de ser un bebé hace más de un lustro? Y ahí empezó todo.

“Dos euros no se notan, y lo vas dejando pasar”, reconoció mi mujer, entonces nos sentamos esa tarde a hacer un listado de todas nuestras suscripciones. No os imagináis la de gastos superfluos que teníamos.

Recopilé todas las facturas y me di cuenta de que muchas ya no las recibía en papel, sino por correo electrónico, así que creé una carpeta en el ordenador para ese cometido. Una vez tuve todos los datos pude observar que el monto de las suscripciones se podía dividir en dos grupos ya que, salvo la característica de gasto innecesario, eran bien diferenciables:

Tecnología

En este apartado destacan las suscripciones de telefonía así como todas aquellas que ofrecen servicios informáticos y aplicaciones, tanto de ocio como profesionales.

En mi caso tenía contratado un pack muy completo, con internet, móvil, Netflix, HBO y Amazon Prime. Pagaba por él 61.83 €/mes. Vale decir que durante el confinamiento aproveché para ver series a destajo pero ahora apenas veo la televisión y mi mujer tampoco es muy aficionada.

En mayo decidimos hacer búsqueda por comparadores como Kelisto o Rastreator. Nos hemos pasado a una tarifa más económica por internet y móvil en una nueva operadora (tanto para atraer como para retener, las compañías suelen hacer bastantes guiños) y en cuanto al plan de Netflix, lo compartimos con mi familia política y nos sale mucho mejor.

Otra suscripción que llevaba arrastrando desde los tiempos en que jugaba a videojuegos y que seguía pagando religiosamente era la Playstation Now, un paquete de cientos de juegos por 14.99 €/mes. Era el momento de pensar si de verdad me aportaba algo pasar mis ratos libres jugando a la consola. Y no, no me aportaba absolutamente nada. Es más, el único que se beneficiaba era mi hijo y no le convenía para su rendimiento escolar.

Por último, y de esta ya me había olvidado completamente, la suscripción a Spotify Premium. Por 10€ mensuales escuchaba música ilimitada y sin publicidad, pero podía ahorrármelo. Ahora estoy usando una cuenta gratuita (aguantando algún anuncio de vez en cuando) y a la espera de reclutar a 3 amigos que nos faltan para el plan familiar, por el que apenas pagaré 3€.

Ocio y salud

Este grupo engloba todas aquellas suscripciones relacionadas con salud y bienestar. También las culturales: prensa, revistas, bonos de espectáculos...

En la lista de pagos mensuales aparecía (¡cómo no!) la cuota del gimnasio y la de socio del Club Joventut de Badalona. La primera, 40€ cada mes por no ir, dinero tirado. La segunda 15.75 €/mes por no ir tampoco. Con la pandemia el club canceló los cobros de cuotas porque se prohibió la entrada de público. Dudé por un momento, me apasiona el baloncesto, pero 189 € al año es un gasto excesivo; así que llegué a un acuerdo con un buen amigo y aficionado. La temporada que viene, si todo va bien, compartiremos carnet y repartiremos los partidos.

Mis claves para reducir gastos

Resumiendo, entre el pack de internet y televisión, la Playstation Now, el Spotify Premium, el gimnasio y el Joventut de Badalona, la cuenta ascendía a 141.97 € euros al mes, sin contar con los dos euros de la revista para padres primerizos.

Esa misma noche hablé con mi mujer y decidimos simplificar al máximo los gastos. ¿Cómo? Probamos a darnos de baja en todas las suscripciones que no necesitábamos durante un mes y esto fue lo que pasó:

  1. Cambiamos el pack de televisión de la operadora por uno más económico. Prescindiendo de HBO y Amazon Prime, pasamos de pagar 61.83 a 50.84 €. Total de ahorro: 10.99 €
  2. Me di de baja en la Playstation Now. Se acabó la consola. Desde entonces nos ahorramos más de 170 euros al año y ayudo a mi hijo con los deberes o jugamos juntos, ¡ahorro de oro!
  3. Lo mismo hice con el Spotify Premium. 10 € de ahorro que he ido guardando para posibles contingencias como cambiar los grifos de la cocina.
  4. Darme de baja del gimnasio. Además de quitarme 40 € mensuales de un plumazo, me sirvió para volver a coger la bici e incluso salir a correr alguna mañana.
  5. Dejé de ser socio del Joventut a la espera de compartir abono en la siguiente temporada.

Así pues, de los 141.97 € que pagábamos de forma absurda, sentimental a veces, pasamos a pagar 50.84, ¡menos de la mitad! Nos ahorramos en un mes la nada desdeñable cifra de 91.13 € y, después de esta prueba, mantuvimos a raya las suscripciones durante todo el año.

Llegados a este punto, os preguntaréis qué habrá sido de los dos euros de la revista Mi bebé y yo. Pues bien, hoy por hoy, la sigo recibiendo. Si, en unos meses si todo va bien, ¡volveré a ser papá!